De
niño jugaba con mis hermanos a “adivinar” los números señalados al azar de la
guía telefónica… y no nos sorprendía acertar algunos dígitos de varios de ellos,
pues se trataba simplemente de una competencia, de un juego, y en la medida que
nos “esforzábamos” acertaríamos, era lógico. Ese era un entretenimiento
emocionante y entre nosotros no nos picábamos pues obteníamos resultados
parejos, tanto como emisores o como receptores.
Años
después, cuando Renato – el benjamín de la familia – obtenía premios a nivel
nacional en dibujo, decidí probar con él la telepatía, haciendo que dibuje lo
que captaba ….Recuerdo que en el primer experimento le expliqué que la
telepatía era algo normal y que si uno se esforzaba podía captar imágenes que
otro pensaba. El aceptó el reto. Le di una hoja en blanco y un lapicero y le dije
que fuera al comedor y se colocara en la mesa y esperara hasta que yo dibuje
algo para “enviárselo” mentalmente.
En
mi cuarto, me senté cómodamente en mi mesa de trabajo y en un papel dibujé una
banca en un parque, y detrás de él, un árbol de ancho tronco y con muchas ramas
y hojas, y al lado derecho de la banca dibujé una planta punteaguda….empecé a “concentrarme”
y le dije a Renato que ya podía “captar” lo que estaba emitiendo… Como dibujaba
muy bien y rápido, al cabo de dos minutos gritó: “Yaaaaa….lo tengo…vi el mar y
un barco, con un delfìn”….Eso que dijo fue suficiente para que me desilusionara…pero
cuando puse su dibujo al lado del mío, quedé bastante sorprendido: la raya que
yo hice señalando el camino del parque, correspondía a su línea del mar; mi
banca tipo trapecio invertido, era semejante a su barco; mi árbol era su
chimenea, las abundantes ramas y hojas de mi árbol, correspondían al humo de su
chimenea, y mi planta punteaguda, era su delfín en ese mismo lado derecho a la
altura de la línea…
Le
enseñé los dibujos a mi hermano Raúl explicándole lo que había sucedido, y algo
incrédulo como para comprobarlo decidió él mismo enviarle mentalmente una imagen
a Renato…así que dibujo en una hoja una mujer desnuda exuberante, con enormes senos
redondos resaltando los pezones…..y al cabo de unos minutos Renato nos trajo su
hoja en donde había hecho un osito con orejas redondas escandalosamente grandes,
que coincidían con los senos, y la figura del osito muy antropomórfica…
Por
varios meses me entretuve con Renato, mandándoles imágenes mentalmente, y ya me
había acostumbrado a las coincidencias, algunas muy notables como cuando una
espiral que hice la interpretó como un caracol…
Pasaron
los años y cuando conocí a Miriam, le gustaba a ella que le cuente cosas raras
de mi vida, y aproveché para narrar los experimentos telepáticos que hacía con
mis hermanos…y obviamente que Ella no me creyó. Así que herido en mi autoestima
le dije que ella misma dibuje algo en una hoja, y yo me iría mientras tanto a
la sala para que cuando su dibujo esté listo, me lo mande “mentalmente”. Ella amorosamente
aceptó….y cuando ya tuvo listo su dibujo, comencé a concentrarme para visualizarlo…Para
hacerlo rápido traté de ser esquemático, y lo primero que se me vino a la cabeza
fue un triángulo, luego capto un círculo al lado izquierdo al que le puse una
cuerda encima, y otra debajo, como unas colas…finalmente puse el número 3
dentro del círculo…
Luego
me dirijo al cuarto donde estaba mi amada, y con el miedo a no acertar y que me
tildara de charlatán, y antes de enseñarle mi dibujo y ella el suyo, como para
poner el parche antes de que salga el chupo, le dije que realmente la telepatía
se presentaba sólo en ciertas circunstancias y que a veces no se manifestaba…pues
una cosa era la telepatía entre hermanos con la misma configuración genética y
neuronal y otra con la enamorada, y que….. “ya, ya, ya!” me gritó Miriam, “Veámoslos!”
Con
mucho temor (disimulado claro) Ella me lo enseña (el dibujo pues…)…y comprendí
que nuestra relación se había salvado!!!
Miriam
había dibujado un reloj y una casita…y al enseñarle lo que yo había recibido
mentalmente, no lo podía creer (parecía una escena de cámara escondida): Su
casita en donde resaltaba el techo doble agua triangular, coincidía con mi triángulo;
su reloj redondo de pulsera, coincidía con mi círculo con colitas (los extremos
de la correa del reloj) y hasta en las mismas proporciones y en el mismo lado
izquierdo de la casita. Pero lo que selló con broche de oro el experimento fue
la hora que marcaba el reloj de pulsera que Ella había indicado: las tres
(aunque en un reloj analógico con manecillas), y yo había escrito el número 3
bien grande dentro del círculo.
A partir
de ese momento, quedamos convencidos de que sí se puede leer la mente, y que deberíamos
tener cuidado con lo que pensábamos pues cualquier “corazonada” podría ser un
hecho real con significativa probabilidad.
Años
después decidí poner a prueba esa extraña forma de transmisión extrasensorial a
mis trabajadores en una planta, durante un apagón en Lima, como forma de
mantenerlos entretenidos mientras esperábamos el retorno de la energía … y les conté todo esto…y decidieron
ellos mismos poner a prueba estos “dones”…Así que los dejé en la recepción de
la planta para que dibujen algo en un cartón, mientras que yo me fui a mi oficina.
Les dije que cuando culminaran el dibujo me avisaran para empezar con el proceso
de recepción, y ellos con el proceso de emisión.
En
mi oficina, ya en trance y hablando en latín (bueno, casi), capto un caballo, y
un jinete con una especie de lanza…Ah!, el Quijote, pensé…y terminé el dibujo
que mis trabajadores estaban transmitiendo…
Cuando
les dije que ya había terminado, me dirijo hacia ellos, y veo que estaban riéndose
…Habían dibujado un burro con su miembro extremadamente largo que se posaba en
el suelo….que obviamente coincidía casi con lo que yo había dibujado, pero con
mente más sana nomás…caballo y burro son de la misma familia, y en el dibujo
ambos miraban a la izquierda; y la lanza esta haciendo 45 grados con el piso, del
mismo modo que lo hacía el miembro del burro… y El Quijote, bueno, en realidad
eso lo agregué innecesariamente pues creía que mis cultos chicos lo habían leído….
Años
más tarde, conversando con mi suegra temas diversos, sale el tema de la telepatía….y
le comento estas experiencias, las mismas que Miriam da fe. Pero para que me
crea, me arriesgué a hacer con ella una pruebita….y ya cuando cotejamos los
dibujos, la ballena que había dibujado en el mar, había coincidido con el semicírculo y triangulito de mi dibujo
(el lomo de la ballena, era mi semicírculo, la cola era mi triángulo, y la línea
del mar era la raya que sostenía a las figuras geométricas indicadas).
Algunos amigos no han querido
que les demuestre que si se puede transmitir el pensamiento a distancia, no sé
si porque no me creen, o porque me creen demasiado…