Me acostumbré
a fingir que no te amaba
Y en
consecuencia, a fingir que estaba vivo,
Hacía
como que me gustaban las mañanas,
Incluso
reía, y hacía reír a mis amigos…
Pero
en las noches, y en las sordas madrugadas
En ti
pensaba y hacían ruido mis latidos,
Ya no
podía fingir que no te amaba
Aunque
intentara fingir que había fingido…
En las
mañanas, mi sonrisa dibujada
Necesitaba
cada vez más energía,
Y en
mis ojos el mar se contenía
Y en
mi boca un TE AMO se aguantaba…
Esperando
que con el paso de los años
se
desvaneciera en algún momento mi tortura
seguí
fingiendo que tu ausencia no me hacía daño
y que
mi calma no era una locura…
No hay comentarios:
Publicar un comentario