No
sentí esas mariposas en el estómago
que en
esas circunstancias uno siente
Yo
sentí unos abominables pterodáctilos
Que me
extirpaban el vientre…
Y fue
en esas circunstancias que las flechas
disparadas
por el Niño regordete
se
sentían como balas explosivas
en el
pecho, una a una, eternamente…
Yo no
estaba preparado para eso,
en ese
atardecer ensangrentado
y no
obstante al universo yo le rezo

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