Cuando tenía 6 años recuerdo claramente que un domingo en que mi viejo arreglaba su pequeño taller, se le cayó una caja de clavos. Yo, como hijo mayor, acudí a ayudar y comencé a juntar todos los clavos para ponerlos en su caja…. Mi hermano Raúl también quería ayudar, aunque ya demasiado tarde, casi el 70% de los clavos ya estaban en un montoncito dispuestos a ser metidos en su caja, por lo que comenzó a llorar de frustración, pues a sus escasos tres añitos, con dedos chiquitos no podía recoger ni cinco clavos a la vez. Yo tenía claro que el propósito en ese momento era poner todos los clavos en su sitio…. Pero mi hermano no entendía eso y seguía llorando… hasta que mi viejo, le da a mi hermano un fierro pequeño (no entendía con qué finalidad)…. Le explicó a mi hermano que con eso podría recoger los clavos (claro, cuando no mi viejo, exagerando)… y como por arte de magia pude ver que mi hermano, con ese pedazo de metal, atraía todos los clavos, sin esfuerzo alguno….Primero me quedé atónito, y luego, picón!... Finalmente vi cómo mi hermano, ya sin llorar, y con una sonrisa cachacienta, metía todos los clavos en la caja….Mi viejo nos agradeció a los dos por ayudar…. Luego de ese incidente me explicó con palabras sencillas de qué manera actúa el ferromagnetismo del imán ante las piezas de fierro como los clavos, y todas esas cosas físicas… pero con su ejemplo entendí otras cosas más profundas….
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