viernes, 26 de mayo de 2023

El raje

Todos hemos rajado alguna vez, o hemos sido objeto del raje…Vamos a ver los principales motivos que generan esta forma de hablar mal de los otros.

Envidia, la sombra verde: En lo profundo de sus corazones, algunos individuos sentían una insaciable envidia hacia aquellos que parecían tenerlo todo: éxito, belleza, riqueza o felicidad. El raje se convertía entonces en su medio de desahogo, una forma de disminuir a aquellos que brillaban con luz propia. Hablar mal de ellos a sus espaldas les brindaba un momento de alivio y una ilusión momentánea de superioridad.

Inseguridad, el espejo incómodo: Para muchos, el raje era una estrategia de defensa ante sus propias inseguridades. Al señalar los defectos de los demás, se sentían menos expuestos y vulnerables a la crítica. En lugar de confrontar sus propias debilidades, optaban por proyectarlas sobre los demás, escondiéndose detrás de un velo de malicia.

Falta de autoestima, la búsqueda de validación: Aquellos con una baja autoestima encontraban en el raje una forma de buscar validación y aceptación por parte de su entorno. Al hablar mal de otros, esperaban obtener la aprobación de aquellos que también participaban en estas conversaciones tóxicas. Momentáneamente, sentían que pertenecían a un grupo y que su valor se incrementaba al desacreditar a los demás.

Aburrimiento, el entretenimiento cruel: En un mundo donde el aburrimiento acechaba, el raje se convirtió en un entretenimiento perverso. Las vidas ajenas se volvieron el objeto de análisis y crítica constante. La cotidianidad se aderezaba con chismes y comentarios maliciosos, llenando los vacíos de las propias vidas y ofreciendo una distracción momentánea de la rutina.

Ignorancia, la falta de empatía: A veces, el raje surgía simplemente por la falta de empatía y la incapacidad para comprender las situaciones y motivaciones de los demás. Las historias se deformaban, los hechos se tergiversaban y las palabras se volvían dagas afiladas. Sin percatarse del daño que causaban, aquellos que rajeaban dejaban un rastro de heridas invisibles en sus víctimas.

El raje se expande como una pandemia contaminando las relaciones personales y dañando la convivencia… y como siempre va a estar presente, hay que considerarla como abono o estiercol en las relaciones interpersonales: es m#$%da, apesta, siempre debe estar debajo del piso, nunca ser recogida como fruto…

 


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