martes, 17 de septiembre de 2013

GENIAL SEÑOR FEYNMAN!

Genial participación de un Premio Nóbel en la investigación del desastre del transbordador espacial Challenger

Feynman, de manera muy amena y con gran sentido del humor, presenta los entretelones de su participación en la comisión de investigación del accidente del Challenger, así como las dificultades que tuvo en el desarrollo de su labor, las presiones políticas, y la exposición mediática del caso (Comentarios sobre el libro “Qué te importa lo que piensen los demás”, Parte 2 "El Señor Feynman va a Washington")

A través de su narración, expone con agudo sentido común, lo que un investigador debe hacer para encontrar la parte débil e insegura de los procedimientos técnicos, a fin de plantear recomendaciones. La claridad de sus conjeturas y razonamientos atrapan nuestra atención, y el desenvolvimiento de los mismos fluye de manera natural. Asimismo, la manera de plantear las preguntas para escuchar las respuestas que desea escuchar para refutarlas con argumentos convincentes, es impresionante.

La parte que más impresiona es la demostración que hace con la goma apretada dentro del vaso de agua helada.
Veamos:
En vez de esperar a que los ingenieros de la NASA le den una explicación, Feynman hizo todas las preguntas necesarias de manera rápida como para entender a cabalidad todos los hechos y sacar conclusiones que a su vez servirían para hacer más preguntas para encontrar cosas interesantes que lo acerquen a la explicación de las causas del accidente de la nave.
Pronto se da cuenta que la falla podría estar en los O-rines de los cilindros de combustible. Incluso queda desconcertado cuando se entera que en los reportes de hermeticidad se mencionaba la existencia de pequeñas fugas en los O-rines de goma, y sin embargo, no se recomendaba que la nave no vuele.
Esta indignación queda adormecida después de ver una emotiva película sobre la NASA, y deja de tener una actitud negativa hacia este organismo.
El general Kutyna fue el que le da una pista muy importante: el día del vuelo del trasbordador la temperatura ambiental había descendido a 2 ó 3 grados centígrados bajo cero, algo inusual, pues la última temperatura baja había sido de 12 grados centígrados… y esto podría afectar la recuperación de la elasticidad de los O-rines (Feynman se entera posteriormente que en realidad un astronauta le había informado a Kutyna que la NASA tenía informes referentes a la incapacidad de recuperación de los o-rines o juntas tóricas a bajas temperaturas, pero lo había ocultado).
Asimismo, el Ing. MacDonald de la empresa Thiokol confiesa que estaban muy preocupados pues las bajas temperaturas tenían que ver con el problema de las juntas, y habían advertido a la NASA que a temperaturas menores a 12 grados centígrados, el trasbordador no debía volar.
Paralelamente, el Dr, Graham -director de la NASA-, que lo había metido en la comisión investigadora, le entrega el informe de este organismo, con una respuesta que no le sirve de nada a Feynman, pues era la respuesta a una pregunta errónea. No quería saber si tardaba horas la goma en recuperarse cuando se somete a temperaturas muy bajas…. en realidad Feynman quería saber la reacción de la goma en milisegundos…Así que decide él mismo hacer el experimento.
Consigue la goma y un instrumento para comprimirla … Ya sabía que no se iba a recuperar la goma comprimida sino en varios minutos, luego de permanecer muy fría… por lo que comienza a hacer las preguntas adrede como que los “especialistas” de la NASA respondan que si la goma no se recupera en segundos, se produciría escape de gas y se creara una situación extremadamente peligrosa. Conseguidas ya las respuestas que quería escuchar, decide hacer el ensayo en plena conferencia, comprimiendo la goma y sumergiéndola en un vaso de agua helada que pidió.
Hasta que en el momento preciso, indicando que la goma había estado varios minutos comprimida dentro del vaso con agua helada, la retira del vaso, afloja la mordaza y enseña al público que la goma no se recupera luego de haber estado a cero grados centígrados, concluyendo que tal hecho tiene que ver con el problema del Challenger.
Esta fue una jugada magistral. Allí, con los medios de comunicación encima, el premio Nóbel demuestra de manera tan simple y clara la posible causa del accidente del Challenger.
Posteriormente, en otra sesión, Feynman pone en evidencia a los representantes de Thiokol - preguntando por la posición de sus especialistas sobre si era seguro que la nave vuele en las circunstancias en que se encontraba- que en realidad no había una división de opiniones en sus especialistas, pues se inclinaba la posición a que la nave estaba en riesgo si volaba.
Por otro lado, había que explicar el porqué se habían obtenido temperaturas más bajas temperaturas (-13°C) en la plataforma de la nave…… y Feynman descubre que la medición que se había efectuado no había respetado el procedimiento de ambientar el instrumento de medición infrarojo 20 minutos antes en el lugar donde se iban a realizar las mediciones. Una vez reproducidas las condiciones, se ajustan las mediciones y resultan acordes con los cálculos esperados (por lo que decide aclarar a la prensa que la versión anterior de un “premio Nóbel” - en la que él mismo había conjeturado que los -13°C se podrían deber a la mezcla de fluidos..-, no era cierta).
Otra causa complementaria sería la alta de redondez de los tanques de combustible, que se rescataban para reutilizarlos luego de adecuarlos. Pero la NASA exigía sólo tres diámetros de coincidencia, lo que no era suficiente pues no garantizaba que la superficie sea cilíndrica con las tolerancias aceptables como para que el O-rin actúe adecuadamente.
Así que Feynman empezó a indagar sutilmente sobre los procedimientos para lograr la mencionada redondez, con los encargados del ensamblaje de las secciones de los cohetes, y éstos le comentan que a pesar de la prueba de los tres diámetros, efectivamente no se lograba la redondez pues se presentaban “pezones” en la superficie, que a pesar de haber sido reportados, no los habían tomado en cuenta. Asimismo, los técnicos indicaron que la forma de usar la máquina de redondear para lograr la redondez, era tediosa, dado que tenían que atravesar unos vástagos de extremo a extremo, y eran 180 agujeros en el perímetro….por lo que unas marcas de pintura hechas en fábrica a 90° cada una, mejoraría enormemente la tarea….. pero por el enorme papeleo que iba a generar esto - dado el cambio de procedimientos en los manuales-, no lo hicieron. Por otro lado un procedimiento de ajuste en el manual, no precisaba la presión máxima…
Sin embargo, se daba la conformidad a la redondez al “darlo por bueno”.
En otra sesión, la NASA indica que la probabilidad de fallo en vuelos tripulados era de 1/ 100 000…. Lo que ridiculiza Feynman como que una nave podía volar sin fallas, todos los días, por 300 años!!....(Ullian, el encargado de decidir si se instalan cargas de demolición a los transbordadores para destruirlos en caso de falla, estimaba que la probabilidad de falla era de 1 / 1000).
Feynman se centra ahora en la probabilidad de falla del motor, y los ingenieros especialistas indican que es alrededor de 1/200, excepto el jefe, que se cerró en 1 / 100 000. Especial interés merecía el “vórtice subsincrónico”, problema que curvaba al eje del motor.
Luego, analiza la forma en que el transbordador se eleva hasta que la cabina entra en órbita, después de que se sueltan los tanques, auxiliadas las maniobras por los ordenadores. Para esto existen 5 ordenadores en redundancia, para darle mayor seguridad a la misión, aunque la capacidad de memoria no es suficiente, y se necesita regrabar en la memoria, cada fase posterior. El aterrizaje es también controlado por los ordenadores, haciendo actuar a los cohetes de freno para dar el ángulo adecuado (aunque con la posibilidad de modo manual).. y toda esta automatización hace pensar a Feynman que en realidad los astronautas casi no hacen nada en la nave, sugiriendo que ni siquiera hagan bajar el tren de aterrizaje ni controlen los frenos, y que dejen todo a cargo de los ordenadores, en previsión de que los astronautas pierdan el conocimiento o no actúen atinadamente…. Sugerencia que fue aceptada.
Los ingenieros de software, hacían muy bien su labor, pero paradójicamente los directivos de la NASA querían recortar los gastos, pues para qué tantas pruebas si todo salía bien…..
Finalmente, con mucha dificultad, se elabora el informe de la comisión investigadora (versión 23), previos intentos de recortes al texto original de Feynman, que lo ponen como Apéndice del informe.
Al final, el informe presenta nueve recomendaciones, todas negativas, así que el presidente de la comisión investigadora, W.P. Rogers, sugiere que se incluya una décima recomendación, que sea positiva, en la que se solicite apoyo a la NASA, alabando sus esfuerzos.
Feynman no está de acuerdo con esta recomendación, argumentando que le recordaba a los informes de la NASA en los que a pesar de los problemas críticos, se concluía que se siga volando…
Cuando le dicen a Feynman que luego de una “votación” la mayoría había aceptado la décima recomendación, y al comprobar – luego de llamadas telefónicas- que esto no era cierto, Feynman envía un telegrama al presidente de la comisión investigadora, W.P. Rogers, en el que indicaba que sólo pondría su firma en el informe si ocurrían dos cosas: que se retire la décima recomendación, y que su informe aparezca sin modificaciones de la versión 23.
Trataron de disuadirlo de varias maneras, hasta que logró que la décima recomendación figure como reflexión y que en vez de decir “recomienda vigorosamente”, diga solamente “insta”…
Lo que Feynman hizo en esta comisión, no sólo sirvió para explicar las causas del desastre del Challenger, sino que quedó como un legado a los profesionales que tienen que ver con la seguridad de los procedimientos. Un ejemplo a seguir sobre la manera en que se deben plantear preguntas críticas y dar respuestas objetivas, con sentido ético y mucho coraje.


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