lunes, 14 de junio de 2021

Gestión con Pasión en un hospital

Hace unos años mientras estaba laborando en una empresa comercializadora de equipos electromecánicos y de servicios técnicos, me animé a postular a un cargo de ingeniero residente en un hospital. La convocatoria fue publicada en El Comercio y el proceso fue bastante largo, pues incluía una serie de pruebas psicotécnicas y de personalidad, así como exámenes de conocimientos sobre ingeniería y mantenimiento, y hasta una prueba en presencia de un jurado (en un auditorio), y varias entrevistas… De postulante pasé a ser candidato y luego estuve en la lista corta de seleccionados, para finalmente ocupar el primer puesto (Los seleccionados finales seríamos asignados a cargos de jefatura de mantenimiento en diversos hospitales a nivel nacional).

Estaba muy emocionado, y mis padres estaban muy orgullosos… pero la más orgullosa era mi esposa, no tanto por el nuevo sueldo sino por la manera en que había obtenido el empleo.

Cuando ya me habían confirmado el puesto en la sede central de la entidad de salud, renuncié al cargo que estaba ocupando, previa conversación con mi jefe, con el que me llevaba muy bien, entendiendo él que yo buscaba desarrollarme y me deseó lo mejor del mundo, por lo que en gratitud le dejé un informe de gestión en donde concluía que en vez de vender artículos como en una gran ferretería sin aparentes vínculos entre ellos, sería más adecuado articular el mensaje centralizándolo en la potencia: generar potencia (grupos electrógenos, turbinas), transmitir potencia (cajas de reducción, variadores de frecuencia, etc.), distribuir potencia (tableros eléctricos, etc.) …

Bueno, ya seguro con el puesto de jefe de un equipo de ingenieros en la sede central, recibí la noticia de que el puesto ya había sido tomado por otro ingeniero, muy bien recomendado políticamente… Demás está decir que me quedé helado… Reclamé asertivamente a fin de que enmendaran la situación, pero me dijeron que no era posible, aunque señalaron que había una vacante de Jefe de Mantenimiento en un hospital nacional…y me dieron el nombre de la gerente de Logística para que me entrevistara con ella.

Ese mismo día me dirigí al mencionado hospital y ya en la oficina administrativa me acerco a la funcionaria y le comento que venía de parte de la gerencia central de mantenimiento para una entrevista…y comencé a romper el hielo conversando sobre temas inocuos y neutrales, pero la señora parecía muy seria y contestaba casi con monosílabos, hasta que aparece la secretaria, una joven simpática que me invita a pasar a otra oficina… En esa segunda oficina me di cuenta que la que yo creía que era la gerente era la secretaria, y viceversa… Y le comenté esto a la gerente (a la verdadera) y sonrió abiertamente…entendiendo que aquí sí de verdad había roto el hielo.

Por si acaso, le alcanzo mi curriculum vitae impreso, y ella lo toma y me comienza a hacer algunas preguntas que yo contestaba con mucha seguridad y confianza… Al final de la reunión me indica si tenía alguna pregunta adicional, y le pregunté cuál era su mayor preocupación en el hospital y me responde que los grupos electrógenos que habían alquilado para suplir la falta de energía debido a los apagones constantes en Lima, no estaban completamente operativos… Y, vaya coincidencia, la empresa que alquilaba los grupos electrógenos era la misma empresa a la que yo había renunciado semanas antes, así que al toque le dije que justamente yo conocía al gerente comercial de esa compañía y en ese momento me animé a llamar a mi ex jefe, y reconoció mi voz y me dijo: “Albertito, yo sabía que te ibas a arrepentir”, pero un poquito serio le comenté que estaba laborando como jefe de mantenimiento en el hospital en donde sus equipos estaban con problemas técnicos…y en el acto me dijo que enviaría a sus técnicos para solucionar el problema (cosa que hizo realmente ese mismo día).

Creo que impacté un poquito a la gerente, pues me dijo si estaba disponible … Luego de los papeleos de rigor, ingresé a laborar al hospital ocupando el puesto de Jefe de la División de Mantenimiento y Servicios Generales, división que contaba con cuatro áreas: Dpto. de Equipos Electromecánicos y de Vapor, Dpto. de Equipos Biomédicos, Dpto. de Servicios Generales, además de la Oficina de Proyectos y Obras.

Realmente me apasionó el mantenimiento hospitalario y la Ingeniería Biomédica. Y me encantó el entusiasmo de los integrantes del equipo, orientados siempre a cumplir con los objetivos de la División (bueno, se llamaba División, aunque le encajaba mejor el nombre de Multiplicación…).

Nos sentíamos orgullosos de que cada vez había menos fallas en los equipos, y que las colas de pacientes en los diversos departamentos médicos, disminuían, y no necesariamente elevando costos.

Nos dábamos cuenta que nuestra labor tenía un significado trascendente pues impactaba positivamente de manera directa en los pacientes. Además, mes a mes nos preocupábamos de optimizar los indicadores de gestión de mantenimiento y los costos involucrados, y entregar oportunamente las remodelaciones… y todo esto en un ambiente de camaradería y con buen sentido del humor cuando a veces (escasas veces) las cosas no salían bien…

Con el equipo que lideraba pudimos mejorar la confiabilidad y disponibilidad de los equipos electromecánicos, térmicos y biomédicos, de 75% al 95%... con la consiguiente elevación del nivel de satisfacción de los pacientes.

Mi equipo y yo comprendimos que nuestra misión no era hacer mantenimiento, sino, salvar vidas.